
Me encantaría poder ser como tú, y tomar una micro en cualquier parte y bajarme en un lugar desconocido. Debe ser genial perderse un rato y vagar sin rumbo por la ciudad. Es necesario, creo yo, alejarse de todo un momento... ver otras realidades. Caras y barrios distintos; y por sobre todo no pensar demasiado. Por que al hacerlo siento que por la cabeza se me saldrá una neurona... y no es la idea perder otra.
Una vez con un amigo, me metí sin permiso a un recinto privado. Eran tierras que alguien había nombrado como suyas... obviamente sin permiso. El cartel que decía "Privado" estaba en el suelo, así que no hicimos caso y entramos al lugar. Que emocionante fue darnos cuenta de que valió la pena, pues la vista era preciosa. Creo que fue una de las pocas veces que sentí libertad y adrenalina. Bajamos por un caminito de tierra hasta donde estaba el río. Había un bote. De haber sabido remar, me subía y arrancaba.
Avanzamos por el camino hasta donde el pasto ya no se mezclaba con el agua y encontramos una vaca. Seguimos avanzando y me empecé a hundir. Fue ahí cuando alguien nos vio y salimos corriendo. El río era peligroso. El lugar era peligroso... donde vivías era peligroso. De una quietud impresionante, lleno de árboles y gente borracha. Así y todo siempre sentiré que debí volver a visitar ese pueblo. Tengo una deuda pendiente allá.
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