
Sigo esperando que lleguen cartas a mi casa. Recuerdo que me pasaba horas en la ventana, viendo si pasaba el cartero. Es raro, que después de años , sienta la misma emoción al ver un papel tirado en el suelo. Pero ya no llegan cartas, sino ofertas de créditos o avances para mi papá.
¿Qué será de todas las cartas que escribí? Las habrán perdido, de seguro. Ese tipo de comunicación no debería perderse. De vez en cuando es emocionante recibir una respuesta, no importando lo que la carta diga. Es como abrir un regalo; es una pequeña sorpresa que solía alegrarme los días.
Pienso en tomar un papel, buscar una dirección, escribir y ver que pasa. Quizás, algún día.
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